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martes, 2 de enero de 2018

Coleccionar fracasos para ser mejor

A nadie le gusta escuchar un no, especialmente después de haber trabajado duro en un proyecto, ya sea un manuscrito propio o una propuesta editorial. Pero como traductores, enfrentarse al rechazo es tan importante como el «aprende a decir no». ¿Pero cómo se aprende a aceptar el rechazo?

Kim Liao cuenta en un artículo (que podéis leer aquí en inglés) que ella aspira a 100 rechazos al año, porque cada rechazo es una conversación: por cada obra rechazada hay al menos alguien que la ha leído, que ha pensado sobre ella y ha considerado si realmente sería una buena publicación.

Lo malo de un rechazo no es escuchar «no», es que ese rechazo siga resonando en nuestra cabeza y nos impida seguir adelante. Para conseguir 100 rechazos, como se propone Kim Liao, hay que trabajar todos los días en nuevas ideas y trabajar en las ideas rechazadas para mejorarlas. No se trata de enviar las cosas de cualquier manera, sino en trabajar en ellas para que sean mejor. Incluso te puede llevar a buscar nuevos clientes o editoriales, lo cual siempre es bueno. Trabajar con el mismo cliente es cómodo, pero no te ayuda a crecer y a seguir aprendiendo.

Recuerda a todas las editoriales que rechazaron a J. K. Rowling, y eso no la detuvo. Scott Fitzgerald fue rechazado 122 veces antes de asentarse como escritor. A Anna Wintour, la editorira de Vogue, la despidieron de la revista Harper’s Bazaar... Y a tantos otros más. Que un rechazo o una mala crítica no detengan tu trabajo, sino que lo impulsen.

Agatha Christie también tuvo que encajar rechazos al dar sus primeros pasos.

Kim Liao habla en su artículo de un estudio (Art & Fear, de David Bales y Ted Orland) que a mí siempre me ha inspirado desde que empecé a traducir. En este estudio, se les pidió a dos grupos de alumnos que hicieran cerámicas. Al primero se le pidió que hiciera una sola figura, pero que fuera lo más perfecta posible; al segundo grupo se le pidió que hiciera el mayor número de piezas posibles. ¿Y sabéis cuáles fueron mejores? Las del segundo grupo. Cuanto más haces más aprendes, y mejor es tu trabajo.

O como dice mi madre, «nadie nace sabiendo».

Con la traducción pasa lo mismo, cuanto más traduces, mejor son tus traducciones. Por eso desde que empecé en esto, siempre veo cada obra pasada como parte del aprendizaje y sé que la siguiente va a ser mejor. Y las críticas negativas siempre, siempre, las tenemos que usar para mejorar.

Por eso mi propósito para 2018 es seguir aprendiendo de cada proyecto y conseguir 100 rechazos que me ayuden a llegar a nuevos proyectos. 


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